Durante toda mi vida he escuchado personas decir “aprovecha ahora que estás soltero”, después cuando me casé me decían “aprovecha ahora que no tienes hijos”. No creo que lo decían con malas intenciones pero creo que en cierta manera estamos metido un miedo a las próximas generaciones acerca del matrimonio y sobre todo de la paternidad, creyendo que es mejor estar solteros o que cuando vienen los hijos se terminará tu vida propia. La Palabra de Dios dice: "El que encuentra esposa, encuentra algo bueno". Y no termina ahí continúa diciendo "Porque su valor está muy por encima de los rubíes". En cuanto a los hijos, se les llama herencia bendita de Dios, una corona para los abuelos, alegría para nuestras familias y bendición para todos. En vez de desanimar creo que nuestro deber es animar a que los adolescentes oren por sus futuros cónyuges. A los casados, recordémosles lo que Dios piensa a cerca de los bebés, para que puedan madurar. El matrimonio y los hijos no son el final del disfrute, sino que son el comienzo. Si bien es una gran responsabilidad pero también trae muchísima bendición, en mi caso, es una de las mejores etapas de mi vida. Luca a sus pocos meses de edad nos enseña tanto, no ha llevado a una santidad que nunca habíamos experimentado, nos hemos dado cuenta que su propósito en esta tierra es más grande del que podemos imaginar. Los hijos deben ser deseados y no demorados, pensando que si tenemos hijos ahora nos van a estorbar para seguir viviendo nuestras propias vidas. Aprovechemos la gran oportunidad que Dios nos da de dar vida, la confianza que nos da al prestarnos a esos pequeños humanos para nutrirlos, criarlos y amarlos.
0 Comentarios
Juan 8:32 y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres. Mi embarazo fue la aventura mas grande en la que he estado. Desde el momento que nos enteramos fuí la mujer mas feliz del mundo pero al mismo tiempo tenia miedo. Tal vez sabes o tal vez no, pero hace dos años perdimos a lo que sería nuestro primer bebé, y por ese suceso al enterarme que estaba embarazada el miedo no dejaba de tocarme el corazón. Pasaron los meses, el vomito, los mareos y el sueño se fueron y entre mas buscaba a Jesús el miedo se iba.
De pronto ya estaba en el 6to mes, fue ahi cuando la aventura se hizo mas emocionante, recibimos una noticia no tan buena, ¡Luca estaba sentado! Mi sueño era tener un parto natural, en mi casa y en agua. De nuevo el miedo quiso entrar, pero esta vez no fue tan fácil dejarlo. En ese momento comenzamos a hacer aún mas ejercicios para que Luca pudiera acomodarse. Al octavo mes el doctor nos dijo que tenia que hacerme cesárea porque Luca no se había acomodado y lo mas seguro es que no lo iba a hacer, al escuchar al doctor sentí como mi sueño se desmoronaba y el miedo a la cesárea fue aún mas grande.. ¡estaba temblando! Cerré mis ojos y entregue todo a Dios. Lo importante es que Luca estuviera bien. De pronto vi a Beto tan determinado diciendole al doctor que nos iríamos a casa para hablar al respecto y buscar otras opciones. No podia creer que estuviera defendiéndome en ese estado de vulnerabilidad en el que me encontraba. Hablamos con mi partera y nos recomendó dos opciones, una era realizar una "Version Manual Externa", y la otra era un parto pélvico (cuando los bebes nacen con las pompas primero) aun que con riesgos por ser primeriza. No puedo olvidar ese momento, me sentía tan perdida, cansada, fritada y al mismo tiempo muy triste. Había hecho tantas cosas, todo lo que me habían dicho que iba a funcionar, Luca estaba sano ¿Por qué una cesárea? me preguntaba... ¡No sabia que hacer!. En medio de todo esto, busque a Dios pidiéndole dirección, sabiduría y sobre todo convicción y paz. Mucha gente opinaba, juzgaban y me sentía aun peor. Me encontraba en un punto en el que jamas había estado, quería que mi bebe estuviera sano y esa era una razón suficiente como para dejar atrás mi sueño, "amo mas a mi bebé que a mi sueño¨-pensaba. Queria hacer la cesaría y que ya todo terminara pero al mismo tiempo algo me decía que buscara. ¡Y así fue! Fuimos con un doctor e intentamos la ¨Version Manual Externa¨ y no funcionó así que solo nos quedaba un ultimo recurso, visitamos un doctor experto en partos pélvicos, nos explicó cada detalle de ese tipo de partos, mencionó ocho puntos necesarios para poder tener un parto así, los cuales solo siete aplicaban en mi. El doctor checo cada parte y nos dio un panorama muy diferente, al escucharlo solo podia sentir paz, esa paz que no puedes entender... ¡esa paz que solo podia venir de Dios! Para muchas personas tal vez soy una irresponsable o tal vez negligente pero solo te puedo decir que nos sentimos respaldados por nuestro Padre que no nos solo en ningún momento. La hora llegó, rompi fuente por la noche y la emoción recorría todo mi cuerpo... ¡nunca sentí miedo! Después de seis horas y media de labor de parto con contracciones muy fuertes y 20 minutos pujando ¡Luca llego! Llegó en la fecha exacta, a las 40 semanas. Durante este tiempo sentir como Papá estaba conmigo hechandome porras, sabía que lo estaba haciendo bien y tenia al mejor equipo de mi lado, mi increíble esposo, mis dos doulas asombrosas, mi familia, amigos y mi partera. No podia sentirme mas bendecida. Esta experiencia me ha enseñado a no rendirme hasta ser bendecida, de siempre buscar la verdad en medio cualquier cosa. Nunca dejare de pelear por la verdad. Ahora esto aún mas apasionada por los partos, una de mis próximas metas es certificarme como doula para ayudar a otras mujeres a poder perseguir la verdad en sus vidas también. A veces algunos creyentes pensamos que Dios tiene la obligación de permitirnos navegar por un mar calmado, o de por lo menos darnos una explicación completa (y tal vez pedirnos disculpas) por las dificultades que encontramos en el camino. Nunca nos debemos de olvidar que después de todo, El es Dios. Él es majestuoso, santo y soberano. No tiene que rendirle cuentas a nadie. No es un genio que sale de una botella para satisfacer nuestros caprichos. No es nuestro siervo. Nosotros lo somos de El. Y la razón de nuestra existencia es glorificarle y honrarle. Aún así, El se sigue mostrando fiel y realiza poderosos milagros a nuestro favor. A veces el escoge explicarnos lo que ha hecho en nuestras vidas. A veces su presencia es tan real como si nos hubiésemos encontrado con El cara a cara. Pero en otras ocaciones, cuando nada de lo que sucede tiene sentido, cuando pensamos que las experiencias que estamos teniendo "no son justas", cuando nos sentimos totalmente solos en la sala de espera de Dios, El simplemente nos dice: ¡confía en mí! ¿quiere decir esto que estamos destinados a sentirnos deprimidos y tomados por víctimas por las circunstancias en nuestras vidas? Desde luego que no. Pablo dijo que "somos más que vencedores" (Romanos 8:27). El escribió en filipenses 4:4-7 "regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El señor está cerca. Para nada estéis afanados, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y La Paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros CORAZONES y vuestros PENSAMIENTOS en Cristo Jesus. En la Biblia por una parte se nos advierte que esperemos sufrimientos y dificultades. Por otra parte nos alienta a que nos regocijemos, seamos agradecidos y tengamos buen ánimo. ¿Cómo podemos unir estas dos ideas contradictorias? ¿Cómo podemos ser victoriosos y estar bajo presión al mismo tiempo? ¿Cómo podemos sentirnos seguros si estamos rodeados por la inseguridad? Creo que todo tiene que ver con el misterio de Pablo "que sobrepasa todo entendimiento". Dr. James Dobson. Juan 8:32 " y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres". |